Aquí estoy José Miguel otra vez con Sinceros ni veintes.
En esta ocasión he preparado un nuevo cómic que tendría las primeras páginas en unas 2 o 3 semanas.
Asimismo, la primera serie de cómics que hice (Con Failmaster, Pepito, Mega y Panadol) tendrá como nombre Soboos. La razón de este nombre es por mi gusto por la saga de Sonic el erizo, siendo un juego de palabras con la canción Sonic Boom, añadiendole una "s". Como verán, se trata simplemente de un nombre artístico a partir de un juego de palabras, igual que con el conocido dúo cómico de Youtube, "Smosh".
Gracias por su atención, y como despedida les traigo el siguiente capítulo de "Amplusium y la sombra de la marca":
Capítulo 2
El
torneo universal
Tengo
sospechas de él-
Si te oyera,
te despide-
…-
Y de todas
maneras, ¿quién sospecharía de él? Es solo un viejo aburrido-
¿Todavía sueñas con eso?-preguntó un ser de piedra.
Era un Saxima .Igual que
el resto de su raza era enorme, sus casi tres metros resaltaban en
todo lugar. Al lado suyo, cualquiera se sentía un enano. Cada parte de su
cuerpo parecía ligeramente separada por un milímetro, y en forma de pentágono
cada parte. Como él solo había 100 en todo Amplusium.
Toda noche-respondió Naybi.
Habían pasado dos años desde que Naybi supuestamente asesinó a ese
Omnebus.
Al dejar el telepuerto, corrió y buscó algún letrero que le dijera
dónde estaba.
No encontró ningún letrero, solo encontró lugareños enojados que
intentaron matarlo.
Al salir de su vista, se encontró con una pequeña casa, en la que
convenció al dueño (el Saxima) de que era inocente. Él le contó todo acerca del
pueblo, de su edad (dos años mayor que el Naybi) y del rechazo del pueblo hacia
él.
Mira, no he podido hacer nada, y por poco me arrestan cuando
declaré ante un oficial de policía que tú eras inocente de todo-dijo Rock ‘O,
así se llamaba el Saxima.
A eso me refiero-dijo Naybi- Mira todo lo que tú has hecho por mí.
Yo todo lo que te he causado son problemas.
No hables así, tú me ayudas mucho en la casa-
¿Leer, dormir, comer, jugar Technopolio?-
Bueno, saldré a pescar, no salgas-
Como si pudiera-
Un Olentem, ese ser
similar a los Paparedes, solo que con piel escarlata y barba blanca, se levantó
del trono de su palacio y caminó hacia un reloj polvoriento y con algo de
musgo, que estaba sobre un cojín blanco completamente opuesto al reloj, todo
blanco y muy bien conservado.
Luego de coger el reloj, lo miró atentamente, en números grandes,
el reloj decía: 100.
Dejó el reloj nuevamente en
el cojín y se dirigió a otro ser cercano.
Este era único en su especie, formado aparentemente por monedas de
color rojo apiladas una sobre otra, haciendo que mida un poco menos que el
Olentem, y una rajadura en una moneda enorme que debía de ser la boca. Por lo
extraño que era, su raza se llamaba solamente ¿?.
¿Debería hacerlo ahora, Trell?-preguntó el Olentem
……Puede hacer lo que quiera, señor-dijo con voz baja
Cierto-afirmó
Entonces fue hacia un círculo dibujado en el suelo, donde
aplaudió.
Una tormenta de arena de color verde se expandió por toda la sala.
El Olentem cerró los ojos, levantó sus dos manos y abrió sus ojos rojos como la sangre, a lo
que daba un grito desgarrador.
Rayos de luz verde atravesaron todos los planetas, cayendo justo en la
población.
Naybi estaba descansando cuando vio una luz verde.
¿Un aviso? Después de tanto tiempo-dijo el Dayvel.
El haz de luz chocó contra él y la sala se tornó verde.
Pero ya no estaba en la sala, sino en un vacío completamente de
este color.
Fue cuando, a través de una nube de humo-también de color verde-un Olentem que Naybi jamás había
visto, apareció.
Buenos días-saludó el Olentem.
Antes que nada, me presento, soy el ex capitán de la flota
universal, Fath Nurang. Dentro de tres semanas realizaré el que será uno de los
más grandes eventos de la historia de Amplusium, el torneo universal, como su
nombre lo dice, podrán participar gladiadores de diversas regiones, planetas y
galaxias, para combatir todos contra todos y obtener como premios un deseo y la
libertad de cualquier encarcelamiento-continuó el Olentem.
<<En cada región de cada planeta participante, habrá un
telepuerto especial que los guiará hasta el lugar del torneo, el cual iniciará
dentro de 1 mes. Les aviso que no importa si son criminales, el torneo los
dejará participar y no los encarcelará durante el torneo ni en el final de este.
>>
Naybi estaba aliviado, al mismo tiempo que lo estaban varios seres del
universo en ese mismo momento.
En ese mismo momento Rock ‘O entró por la puerta, y sin querer la
tumbó.
¿Lo viste? ¿Irás?-dijo el Saxima
Por supuesto que iré, lástima que uno de los dos tendrá que
perder-respondió Naybi con una sonrisa en su rostro
Bueno, de todos modos tú necesitas el premio más que yo-dijo Rock
‘O
Gracias, Rock’ O-agradeció Naybi
Aún así, no creas que me dejaré ganar-dijo Rock’ O
Lo sé, te conozco-dijo Naybi
Después de eso todo día y
noche eran un tormento para los dos amigos.
Querían que llegara el gran día, en que el telepuerto del pequeño pueblo de Luchk se abriera.
Cada día Naybi tenía más y más ganas de abrir la puerta y salir a
su libertad.
Cuando solo faltaban dos días para que se abriera el telepuerto, Rock
‘O cogió comida y su hospedador (Nota para los Paparedes: un hospedador es lo
que en su era se llamaba una carpa, solo que esta es de otra naturaleza) y dijo:
-Acamparé en la plaza.
Pero si te vas, no podré ir, no creo que alguien considere normal
el ver una mochila rodando sola- reclamó Naybi.
Está bien- respondió Rock’ O.
Cogió un poco más de comida y otro hospedador, y así ambos
acamparon en la plaza.
Fue toda una labor no ser vistos. En el pueblo de Luchk había
mucha gente y Naybi se tenía que esconder infinidad de veces, haciendo muy
difícil el poder descansar.
El día anterior a la apertura, una cucaracha, animal de la era de los humanos, para sorpresa de los dos, realizó un salto
espectacular, haciendo que se pierda de
vista.
Pero que cucaracha más extraña-dijo Naybi.
Me pregunto si irá al torneo-dijo Rock’ O- si es así, de seguro
será machacado en la primera batalla
Yo no lo subestimaría, Rock’ O-sugirió Naybi- las cucarachas son
de la era de los humanos, lo que dice que son resistentes y han desarrollado
varias habilidades
Así como esa cucaracha lograron ver a lo lejos varias criaturas.
Una gran sombra, pero no lo suficiente como para identificarla a
distancia.
Una sombra pequeña pero de brazos elásticos y lo que parecían
hojas en la cabeza.
Cinco sombras diminutas que llevaban un cuerpo algo más pequeño
que Rock’ O, y así sucesivamente.
Hasta que finalmente llegó el gran día.
Exactamente a la medianoche, una luz brilló intensamente, haciendo
aparecer un telepuerto.
Este era distinto a los normales, no tenía la apariencia de una
cabina telefónica, sino la de una piedra descomunal con un agujero.
En la mañana, vigilaron que no los viera nadie y atravesaron el
agujero.
Antes de que se dieran cuenta, estaban en una nube negra, sobre la
que se movían sin control frenéticamente.
Naybi pensó que, al final, había sido una mala idea, pero entonces
los mareos terminaron.
Ahora Rock’ O y Naybi flotaban dentro de un tornado, extrañamente,
de color lima.
Naybi pudo ver también a varios seres, muchos curiosamente
familiares, que de seguro había visto entre las miles de sombras.
De pronto, un ciempiés gigante empezó a mirar a Naybi con un
rostro malévolo.
Tenía una melena como la de un león, pero además unos ojos
gigantes y amarillos arriba de una sonrisa aterradora.
Naybi se dio cuenta de que el ciempiés quería comérselo.
Intentó huir, pero le era muy difícil moverse.
Entonces, un látigo de color morado golpeó al ciempiés, haciéndolo
retroceder.
La figura de una Omnebus de traje verde y con máscara (aunque no
llegó a ver de qué era, pues ella se tapaba la cara, rodeada por un aura
extraña, apareció.
Se adelantó.
Junto a Naybi ahora estaban cinco pequeños robots.
Tenían la apariencia de muñecos, tenían una cara que parecía una
pantalla de bordes circulares, en la que se veían unas pixeleadas caras
sonrientes. Cada robot tenía en su pantalla un fondo de color diferente, siendo
estos colores rojo, azul, amarillo, verde y púrpura.
Tres de ellos lo saludaron,
y el Dayvel solo atinó a responder el saludo.
Así pasaron varias criaturas, y antes de que se diera cuenta,
había llegado.
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